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martes, 17 de junio de 2008

Los medios

Claro que uno lamenta la muerte, sobre todo aquella que se produce de forma tan anti natural.

Claro que aquí hay un serio problema de inseguridad. Que no es nuevo, pero que los medios de comunicación hacen ver como la obra de mayor envergadura que haya ejecutado este gobierno, sobre todo en época pre y electoral.
Y como aquí desde hace ratísimo vivimos en una sola “época electoral”, pues el bombardeo es continuo. No hay tregua.

¡Ay de aquellos que sólo tengan acceso a los medios nacionales de comunicación!

“Ecitos” aquellos a quienes la tecnología elitesca no les permite por lo menos disfrutar de uno de esos programas de Discovery Channel donde uno se entera de cómo se aparean ciertos peces a más de 10 kilómetros bajo el mar. Que a uno le importa un comino el asunto, que a uno en la casa le enseñaron a respetar la intimidad ajena, pero por lo menos, y a falta de terapista, es la mejor forma de drenar ciertas arrecheras.

Se murió el periodista Javier García.

Es más: fue asesinado de unas puñaladas. Y allí están los medios de la oposición, (trabajaba para RCTV) utilizando su muerte para denunciar a grito partido que el problema de la delincuencia y la inseguridad nos tiene al borde. La frase comienza así:


“Lamentamos que la inseguridad que reina en el país haya cobrado otra víctima. Chávez debería ocuparse de… y no estar hablando mier…” y por allí se desbocan a enumerar las equivocaciones del presidente, lo que gasta en ropa o que no le pasa la pensión a la hija.

Es decir, el periodista, el dolor de su familia les sabe a plin. ¡Pero qué buena oportunidad es para hablar mal del gobierno!


Mañana o pasado saldrán a protestar por la inseguridad o porque los restos de José Antonio Páez están amenazados por el compresor de un aire acondicionado, que para el caso es lo mismo. Pero ni Javier García ni los restos de Páez, ni las muertes de la delincuencia, les importa un pito.





Y he aquí la ironía del asunto: las investigaciones parecen apuntar a que no fueron delincuentes, brotes del lumpen que llamaba algún filósofo por ahí, pues no se encontraron rastros de violencia. El que perpetró el hecho, aparentemente lo conocía, por lo cual se habla de un crimen “pasional”
Cuando esto se compruebe, de ser verdad, cuando comience a armarse el rompecabezas, y se sepa la verdad (que fue un gay enamorado solo, que le debía dinero a la mafia, o que lo mandó a matar un antiguo compañero de clases porque le robó su primera novia ) entonces el caso pasará a la historia y los medios lo dejarán tranquilo y se ocuparán de buscar buscar las formas de deshacerse del gobierno.



Pasó lo mismo con el caso del sacerdote, cuyo cadáver encontraron en un hotel y que después dijeron que estaba aplicando la extremaunción a un moribundo. La vaina era que en ese hotel se morían como que muchos “hombres” porque el sacerdote siempre iba.
¡Uno oye cada cosa!

Bueno, pasó lo mismo con eso y la vida siguió su curso. Esta vida.