Hoy

Nuevamente y sin dilación el hombre dio muestras de su necedad.
Hoy, la Humanidad explica otra vez sus torpezas, acalla sus culpas entre banderas pisoteadas, entre héroes muertos dos veces por las mismas infamias.
Hoy, como siempre, amanecieron los discursos sueltos, estrafalarios;
la rutina en muletillas, puntilleando su insolente paso triste.
Y sin embargo, yo no hago más que repetirte,
Yo no hago más que pronunciar tu nombre como si fuera el único léxico del que dispone mi memoria…
Manosearte en mi entrecejo,
batallar por tí con el sueño…
y también con la vigilia.
Amaneció todo acomodado, la vida planificada,
la moral en huelga, como de costumbre
Y sin embargo, yo no sé hacer otra cosa que
explicarle a mis sentidos, que no estás, que te inmolaste en tus razones…
Que NUNCA es otra que debo agregar a mi escapulario de palabras,
cuando en ti - ignorando las prescripciones- yo piense.
Amanece y anochece
y
yo,
torpemente,
no hago más que
susurrarle a la imperfección del techo lo mucho que te extraño.