Amor en tres tiempos

Te diría lo de costumbre: que no te has ido, que sigues con nosotros, escribiéndole canciones a este desconcierto que es la Patria y que sigue ileso, como hace años lo dejaste. Te diría que sólo fue tu cuerpo lo que se tragó la tierra, porque tu amor se nos quedó en el pecho. Te diría que te encontramos siempre en todos los intentos de justicia, en los sueños de libertad que se tejen en las manos callosas, pero bravías, de mi pueblo. Te lo diría, aunque sonara cursi y repetido porque no tengo más palabras y porque sencillamente es cierto. Por aquí te encontramos siempre los que nos quedamos de este lado de los sueños: estás en el alma inocente de los niños, en el clamor de libertad de los hombres, en los bordes de su risa, en las calles empinadas de mi barrio huyéndole al inhumano "progreso" Y hasta en como suena el cansancio de los pasos de mi abuelo, yo te encuentro. La muerte no fue suficiente: las aves te alzaron en su vuelo para después regarte cual semillas de pan fresco por toda nuestra tierra. Por eso ayer me sorprendió la noche, atenta a tu voz que brotaba de las hojas y del verdor de mi naranjo. Por eso, ayer encontré a la Poesía en un rincón del patio, llorando de tristeza, huérfana de una voz mejor que la pronuncie. Y el domingo, los cujíes y cardones de tu infancia, y de la mía, roncos de ternura tarareaban "Mamá Pancha" ¡Ahh! eran las 4 y yo te ví, yo te ví, quitándole, amoroso, la arenilla de los médanos que cubrían el rostro dulce y silencioso de la tarde.
Para qué decirte Alí, aun estando, yo te extraño. Echo de menos tu protesta y tu poesía, tu voz y tu canción con que se encienden las almas. Echo de menos tu amor pa que cobije a la Patria.
Y bueno eso tú lo sabes, necesitamos tu guitarra, y las de otros y las de otros y las de otros para que crezca la llama.
Esta, de todas tus canciones, me desnuda más el alma.