jueves, 27 de marzo de 2008

En Primer Plano




El Dr. Úslar Pietri solía dividir la Venezuela contemporánea en dos: antes y después de la aparición y explotación del petróleo. Muchos de sus textos reseñan los cambios drásticos que se sucedieron en el país después del acontecimiento. De tales cambios nefastos y trágicos, éramos, a juicio del Maestro, responsables los venezolanos porque no supimos, porque no hicimos, porque decidimos egoístamente. Desde luego el Dr. Úslar, era un caballero “sabido” una especie de Alfonso X el Sabio criollo cuya sapiencia lo convertiría en referencia intelectual obligada a la hora de las luces. Hablar de la historia de Venezuela, sin mencionarlo, es similar a hablar de Hipismo sin referirse a Gustavo Ávila o al musiú Ziadie

Claro que no siempre los intelectuales de este país, adoptan el mismo criterio para establecer una distinción entre una u otra Venezuela. Así por ejemplo, para Osmel Sousa Venezuela está dividida en antes y después de la Sayalero Y le asiste la razón, por la hazaña lograda, y si obviamos que la espectacular dama sólo tuvo el defecto de catalogar a Pinochet de “dulce y generoso”
También podríamos citar a Leonardo Padrón, cuando afirma: Venezuela se divide en antes y después de “Por estas calles” pues con esta novela nos liberábamos del yugo mexicano y el órale, mi florecita silvestre, yo a usted la quiero más que a la Virgen de Guadalupe, por la exposición inevitable y cotidiana del “como vaya viniendo vamos viendo” lo cual se constituyó en la nueva telenovela de vanguardia, es decir, la telenovela que expresaba nuestros problemas sociales, sin tanta virgen y tanta mojigatería.
Mi abuelita, en cambio, más drástica, no sólo divide la historia del país, sino que desaparece una de sus partes al sentenciar: el día en que tumbaron al General Marcos Pérez Jiménez, este país dejó de existir. O sea que hay una Venezuela antes y durante el General, y NO HAY otra después porque esta es una pila de sinvergüenzas y sinvergüenzas no es país. Y la verdad, con ella concuerdo completamente, no sólo porque a ella le creo todo, sino porque eso explicaría esta eterna sensación mía de fantasma, de estar viviendo en un país prestado, en un pueblo de abstractos como el que magistralmente describe Juan Rulfo en Pedro Páramo. Esto es la sensación de vivir en mundos simultáneos y disímiles.
Volviendo a la Academia, Guillermo Morón, a juzgar por sus textos, reconoce dos Venezuelas. La de los gobernantes ilustrados, así como Guzmán Blanco y Rafael Caldera, y la de los gobernantes que no lo son (y si lo son, lo disimulan muy bien) y que entonces hablan y se comportan como burros (esto es mío) en cuyo espectro podríamos incluir a Pérez, al bonachón de Herrera Campíns y aquel que siempre olía a Buchanan´S de Luxe, pero decía que era Azaro o Colonia 70, maquillaje de “vikingos”.

Las nuevas vertientes de eruditos y sabios, entre las cuales y por supuesto incluyo a Manuel Rosales (tranquilos que estoy en tratamiento) se inclinan actualmente a configurar una división mucho más tensa y singularmente sicodélica, algo que en el argot popular se denomina “arroz con mango”. La Venezuela de hoy se divide para éstos es un antes y después de Chávez. En que antes este era un bochinche acomodado a las características bochincheras del resto de los países latinoamericanos y ahora es un bochinche único en su estilo, cuya singularidad chabacana le debemos única y exclusivamente a Chávez:


1) Pérez estaba de acuerdo con darle beligerancia de las FARC, pero esto en modo alguno se constituyó en tragedia nacional, sino en la oportunidad de: Alo? Está el Dr. Úslar? Ah, es el Dr, Granier. Doctor, háganos el honor este domingo, y explíquele al país este desconcierto que nos causa Pérez

2) Pérez mantuvo vínculos de afecto con Fidel Castro. Los primeros médicos cubanos que vinieron lo hicieron durante su gobierno. Aquí nadie pensó que los galenos eran mediocres ni que se estaba cubanizando al país, no. Aquí fue: Aló? Presidente, tendría a bien honrarnos con su presencia este domingo, para que nos diserte sobre las bondades de la medicina cubana y cómo hacemos nosotros pa que esa gente nos enseñe a curar aunque sea unas paperas? ¿Vendría su merced?. Mire que esta gente todavía se está poniendo rodajas de tomate y se la sostienen con un pañuelo. ¿Qué le parece? Ilústrenos, presidente. O,

3) ¿Dr. Lusinchi, a usted no le parece que eso de RECADI es como la gota que rebasó el vaso, que a Vinicio Carrera se le fue la mano, que se le multiplicaron en todo caso ? ¡A mi nadie me jode! declaraba Lusinchi con todas sus letras. Los medios se asombraron, pero mientras no le dijera matón a Reagan, mientras no amenazara con cerrar Radio Caracas, de donde provino la voz de la pregunta, mientras no hablara de Revolución y de la momia de Marx, aquí no hay tragedia, háganle el sketch en la Radio Rochela, que quede bien simpático, y Alóoooooo!!! Doctor, soy yo Marcel, otra vez, qué pena con usted que le interrumpa la siesta, ¿quiere hacernos el favor y disculpe que es Semana Santa, de reflexionar este domingo sobre esta tendencia que tienen estos últimos mandatarios venezolanos a depositar en una vagina la toma de sus más importantes decisiones? Y allí estaba el Dr. Uslar, en Primer Plano ese domingo, más serio que un revólver, tú sabes Marcel que los venezolanos abandonaron el campo por el chorro negro, se fueron a las ciudades y por eso tenemos estos cinturones de miseria, qué vergüenza, y el minotauro, y la moral y las leyes y Platón y Sócrates, el Chapulín colorado. Siempre me pregunté porqué el Dr. Úslar hablaba de los venezolanos, así en tercera persona, así narrador omnisciente. Vainas de escritores, qué vamos a hacer-.

Y bueno, uno terminaba de ver el programa y tenía dos opciones: o se sentía trascendental, iluminado, no como Baduel (ese es otro asunto), trascendental de tanta cultura y tanta intelectualidad., o pa sus adentros uno se decía: coño ¿no habrá una iglesia por ahí abierta a esta hora, mijito, a ver si me confieso y no me acuesto con tanta culpa encima? Porque es que resulta que la pobreza es mi culpa, que si hay políticos ladrones es mi culpa, que la delincuencia es mi culpa y que hasta el fétido olor del Güaire también es mi culpa.

Yo para no quedarme atrás, y no por intelectual, he dividido al país en un eterno presente: los bolsas y los que no lo son. Obvio que me incluyo entre los primeros. Los bolsas somos nosotros con o sin Dr. Úslar. Los “vivos” son siempre los mismos, aquellos por quienes los bolsas buscamos a media noche un cura para que nos perdone el hecho de que aquí el gobierno está robando, para que nos perdone el hecho fatídico de tener petróleo, para que mire con ojos de piedad el hecho de ser traidores a la Patria porque no aprobamos la Reforma, para que nos perdone hasta la gordura infame de que goza, en mala hora, Marisabel Rodríguez. Para que nos perdone, a fuerza de 200 padres nuestros y 300 aves marías, el ser culpables por omisión de este arroz con mango.

¡¡¡ Nojoda!!!






6 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy cierto lo que dices, otra cosa tuve un lapsus en lo de la entrega de dardos y falto tu blog y el de otra chica....si gustas pasa a recogerlo por mi blog

Saludos

More dijo...

Gracias, Fernando!

FR dijo...

Voy a leer tu blog más seguido... muy buenos análisis... Saludos, desde Verboamérica

More dijo...

Gracias por pasar aquí Verboamérica.

Ahhh la guanábana, amiga?
Bueh!!!

Catalina Zentner Levin dijo...

En este Blog me dejas conocer algo más de la complejidad de tu país.
Un beso,
Catalina

More dijo...

Besos Cata. Agradecida como siempre con tu visita. Según lo que me cuentan la historia de nuestros pueblos está llena de similitudes.