martes, 29 de abril de 2008

El Día Internacional del Trabajador

Existen los que reparan las bicicletas que se inventaron para que los niños que pudieran tener una, aprendieran a manejarla cuando sus padres llegaran de trabajar 8, 10, 12, 14 horas, produciendo en una fábrica aparatos de televisión que esos niños verían mientras la bicicleta esperaba, los cuales son, fueron y serán producidos en serie por otros como sus padres, para llevar entretenimiento y distracción a las grandes masas que igual producían otros artefactos necesarios para vivir: carros, trituradores de comida, periódicos, refrigeradores, aires acondicionados, secadores de pelo, Baygón, tractores, palas mecánicas, turbinas, gaseosas, cubiertos, almohadas, aviones, jabón en polvo, toallas, muebles, jaula para los canarios, fertilizantes, periódicos, alambre de púas, bombas, ametralladoras, máscaras para las pestañas a prueba de agua, atún enlatado, Wendys, preservativos.


Sólo un puñado de “elegidos” tuvo visión empresarial y con la ayuda de miles y miles… y miles de trabajadores construyeron estos y otros objetos que algunos podrían comprar y otros sólo podrían ver en las vidrieras de las grandes tiendas propiedades de otras minorías, que a su vez también estaban atiborradas de empleados, algunos de corbata, de acuerdo a la zona: Caracas, Buenos Aires, París, New York, Acapulco, Puerto Cumarebo, Carora, San Felipe; y que después de jornadas laborales de 8, 10, 12 o 14 llegaban a sus casas donde estaban sus hijos, sus hermanos o su familia, que alguna vez seguirían o siguieron la misma vida ejemplar, esa de sentirse útiles al país, a la sociedad, a la misma familia, sentimiento con el cual iban a comprar los víveres, a quejarse de sus altos costos, a estirar el salario, a malgastarlo en uno que otro vicio; mientras que en las grandes mansiones los aun más grandes visionarios, los ungidos por la mirada del Altísimo, ponían a un mequetrefe a que contaran los ingresos de ese día en esta, en aquella o en la sucursal de Shangai; sus altísimas ganancias diarias, mensuales y anuales que les permitirían adquirir la seguridad que da el confort, administrar la justicia de los hombres (y la divina) y cuyos privilegios disfrutarán gracias a que millones de millones de millones de pendejos pensaron alguna vez que trabajar dignifica, glorifica, construye pueblos, suministra sino una “vida mejor” al menos su lejana y remota posibilidad (y sueño es sueño aunque esté signado por la maldición de la vaciedad ) de la cual esas minorías los han convencido valiéndose de sutiles argucias para que no se den cuenta de que lo necesario para vivir lo proporciona la naturaleza: agua, alimentos, ropas, albergues y que esa naturaleza desaparecerá tragada por el asfalto, las tiendas los supermercados, los hoteles, los maravillosos mundos muertos de Disney, los fabulosos centros comerciales y las estúpidas universidades a las que tampoco todos pueden acceder porque hay que producir a grandes escalas el pan, la merienda, la calculadora y el libro que consumirán y utilizarán los que sí pueden y que tendrán una profesión “digna” lo que les permitirá tener un miserable sueldo, no tan miserable como el de los otros, razón esta por la que se sentirán ridículamente superiores, per sécula seculorum y vendrán los académicos a estudiar el comportamiento de las sociedades; a establecer las diferencias entre clases sociales y vendrán también políticos a prometer que tales diferencias dejarán de existir una vez que ellos hayan asumido el Poder.

Pero no todo es tinieblas, en Chicago, los yankis se arrecharán y por esa arrechera ya los primeros de mayo dejarán de ser un día común, para convertirse en un arrecho rpimero de mayo. También inventaron el día de la Paz, de la Madre, del Padre, el niño y a lo mejor por ahí hay un día del Espíritu Santo. Así que el mundo entero por orden del Ser Supremo, del sufrimiento causado en las entrañas mismas del Ser supremo, disfrutará de un día de asueto llamado primero de mayo, tal cual como disfruta de la entrega de los Oscar, para luego volverse a engranar a la gran maquinaria que permite que el mundo siga su marcha Alguien llamó a estos seres el proletariado y dijo que sus corazones atesoraban la inquebrantable semilla de la Libertad.


Pueblo, es hora de volver los ojos a tu corazón, que por largos años se han perdido entre el ruido de las máquinas, en el ruido de alto volumen que ellos le ponen a la vida.

¿A qué hora despiertas? Que quiero despertar contigo.
Y volver a la tierra, único sustento.

Dejar los libros y buscar en los ojos de las cosas menudas y sencillas la única libertad que es posible.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Y volver a la tierra, único sustento.

Ese experimento creo que se llevo a cabo en Camoya con Pol pot y ya todo el mundo sabe como termino la cosa

Unknown dijo...

Yo creo que los obreros ahora somos más. Hasta hay algunos que somos obreros de cuello blanco.

More dijo...

Sí, Fernando ese "experimento": vivir de la tierra, también lo ponían en práctica las comunidades pre-colombinas sin Pol Pot ni Chávez y ya todos sabemos cómo terminó la cosa.

Más y más. Hay que multiplicar las ganancias de aquéllos.
Saludos Ludo.

FR dijo...

HOLA MORE:

Me gustó tu post...

Galeano dice que uno de los pocos paises que no celebran el 1º de mayo es, irónicamente, EEUU.

More dijo...

y tiene razón Galeano, amigo.
Vainas del Imperio!!
Un abrazo.

yhisus dijo...

Me gusto mucho el final, "volver a la tierra, único sustento. Dejar los libros y buscar en los ojos de las cosas menudas y sencillas la única libertad que es posible" amiga cuando consiga ese pueblo que quiera despertar aviseme, tambien deseo unirme a el..Poned los ojos en el cielo y no en la tierra dijo jesus una vez, creo que esto llamado "mundo" no es mas que cemento para nuestros pies...

More dijo...

amigo querido, por fn te leo por aquí. Qué gusto!!
Sólo cemento, sólido e inhumano, del que alguna vez, alguna bendita vez, también liberaremos a la tierra.
Abrazosssssssss!!

Cecilia de la Vega dijo...

Justo el día del trabajador conversábamos en familia cuán viable sería esto de volver a la tierra y dejar todo lo que nos han impuesto... si no tuviera hijos y sólo mi vida estuviera en juego a lo mejor me animaría. Tengo la desgracia de adorar hacer todo lo que el dinero no paga ni compra. Pero es tan difícil despegarse del sistema... está todo tan engranado, tal como vos lo pintaste.
Cariños!

More dijo...

Así es amiga, como tuercas necesarias para que todo el engranaje funcione, así estamos. Y es casi imposible que el mundo sea diferente, pero hay que hacer el mayor de los esfuerzos, individual y colectivamente, si es que se puede.
Un abrazo, mi amiga. Extraño leerte, no sabes cuánto.