Vuelta a la Patria

Al señor Pérez, ya en sus años seniles, le dio por pensar que esta es su Patria. Sus accidentes cardiovasculares, amén de los años, lo han vuelto romántico y según las mucamas que lo atienden, ha tomado por costumbre que la que tiene la voz más dulce, le lea, todas las tardes religiosamente, los viejos versos del poeta Pérez Bonalde:
"¡Volad, volad, veloces,
ondas, aves y voces!
Id a la tierra en donde el alma tengo,
y decidle que vengo
a reposar, cansado caminante,
del hogar a la sombra un solo instante.
Decidle que en mi anhelo, en mi delirio
por llegar a la orilla, el pecho siente
dulcísimo martirio;
decidle, en fin, que mientras estuve ausente,
ni un día, ni un instante hela olvidado,
y llevadle este beso que os confío,
tributo adelantado
que desde el fondo de mi ser le envío"

Pérez, en medio de tanta nostalgia, solicita volver al país y Poleo, el hacedor político de Pérez según sus propias palabras, no tiene reparos en admitir que el Ex tiene derecho a morir en la Patria.
No es que uno no comprenda el corazón de Poleo, solidario y altruísta para con las viejas y honorables amistades, cuando dice, probablemente foto del caudillo sobre el pecho, que "nada queda de quien fuera ídolo (ay, qué diría el Puma) de las mayorías venezolanas y que gobernara al país dicrecionalmente (...) sólo un esquelético anciano (...) que trata de mantener la dignidad (...)" No es que uno no se ponga en los zapatos de Poleo, pero es que pedirnos tanto, ¡¿no es como pedirle peras al horno?!
Vaya pues, uno comprende, lo que no me quedó cristalino como el agua es eso de discrecionalmente.
¿Se estará refiriendo acaso a los 17 millones de dólares que se perdieron durante su gobierno, discretamente enviado a las manos santas de Violeta Chamorro? ¿Querrá hacer referencia a que para salvarnos del debacle económico, tan bueno él, vendió algunas empresas del Estado, como la CANTV, y que en las misma se habló discretamente de sobreprecio? y, ¿a cuál dignidad estará haciendo alusión? ¿A la dignidad de ser separado de la presidencia por unos centavitos desviados de los fondos de la Nación a sus cuentas discretísimas? ¿A su condición de ser prófugo de la justicia más discreta que una momia? ¿Cuál dignidad?
¿Usted se quiere morir en su Patria? No tiene más que decidirlo: cierre sus ojos y deje de respirar, eso es todo lo que debe hacer.
Puede ser que le esté fallando la memoria, pero déjeme recordarle: usted está en el suelo de la única patria que usted reconoció y quiso honrar. Usted está en la nación a la que usted le vendió esta Patria. Usted está en los Estados Unidos de América. Sépalo. Acuérdese. Déjese de malcriadeces seniles y termine de morirse y dejarle la vida a Poleo en paz, que aquí ese muchacho está de un sufrimiento que ni pa qué le cuento.

En honor a la verdad, usted se murió hace rato, Pérez. No ha querido darse cuenta, se está haciendo el paisa, pero hace lunas, usted ya no existe sino en su extraña mente.

Lo único que tiene que hacer es mandarse a enterrar, pero eso sí, allá. No venga usted a ensuciarnos por tercera vez este suelo, que hace años las dos anteriores y todavía la hediondez no se aguanta.

Muérase en su patria, entiérrese allá ... y hondo.

Y déjese de eso de andar persiguiendo a Pérez Bonalde, que a Poleo, vaya y venga por la amistad entrañable, el amor y esas cositas. Pero al poeta, caramba, ¡no hay derecho!