domingo, 7 de febrero de 2010

HAITÍ


460 millones de dólares fue la cantidad que precisó el señor James Cameron para producir esta película, estrenada el 29 de diciembre pasado. El señor Cameron también fue su creador intelectual, vale decir el que se imaginó una guerra entre los chicos buenos y los chicos malos, ambientada nada más y nada menos que en el año 2154.
La verdad es que yo no me puedo imaginar cuánto son 460 millones de DÓLARES. No sé qué me compraría con eso… a lo mejor un barco…a lo mejor una isla en Malasia (¿habrá islas en Malasia?), alo mejor un país completo. Si no me puedo imaginar esa cantidad, mucho menos me puedo imaginar que podría hacer cualquier mortal con 1.000 millones de dólares, cifra esta que produjo su taquilla a escasamente 17 días de haber sido estrenada.
Al tiempo que escribo esto, me pregunto cuántas películas estarán en proyecto e incluso ya filmando, con iguales o mayores presupuestos, para ser estrenadas en la navidad del 2010. Cuánto costará el Mundial de fútbol que será en Brasil este año, las campañas electorales de nuestros países, lo devengado por la señorita universo y la tala de todo un bosque del planeta para construir uno, dos, veinte complejos urbanísticos. Me pregunto cuál será el presupuesto de las empresas que construyen armas y en ese sentido, cuánto le cuesta a los Estados Unidos de Norteamérica seguir con la guerra en Irak.
Alguna vez escuché a alguien decir que ciertamente existe gente en el planeta que se está muriendo de hambre, pero no es por falta de comida, sino por falta de amor.
Es la tarde calurosa, extremadamente calurosa, de un domingo en el que ha vuelto a temblar levemente aquí en San Diego y mientras veía las secuencias de la película Avatar, el relato de las experiencias de sus actores y los costos de la misma, me decía que qué ironía es el mundo en su totalidad. En Haití, (no importa el tiempo: allá tienen décadas padeciendo una tragedia tras otra) en este momento hay gente sin hogar, sin comida, sin alivio, niños huérfanos, personas que perdieron sus familias y lo poco que tenían; gente que lleva años viviendo olvidadas, desoladas, bajo el efecto perenne de un terremoto de 10 grados en la escala de la pobreza,  y que haya tanto pero tanto dinero en el mundo, imposible de contar; que haya tanto dinero despilfarrado en cosas tan banales,  o si se quiere de poca urgencia, mientras  otras personas padecen de esa forma.




Es verdad entonces, el problema no es la falta de recursos o de dinero. El problema es la falta de amor, generosidad, la incapacidad que tenemos para dar porque en un mundo donde todo tiene carácter mercantil, dar sin esperar nada a cambio, dar sin recibir es una locura, un sin sentido.
Ignoramos, que dar es en realidad la forma más dichosa de experimentar nuestra abundancia y nuestra propia vitalidad. Erich From lo expresaría mejor: “en el acto de dar, experimento mi riqueza, mi vitalidad (…) Dar produce más felicidad que recibir, no porque sea una privación sino porque en el acto de dar está la expresión de mi vitalidad”
En el fondo, esos individuos poderosos, dueños de esas inmensas fortunas, psicológicamente, son mendigos, damnificados de un naufragio, tanto como nuestros hermanos de Haití o quienes estén en el mundo en situaciones similares. La diferencia es que mientras los primeros desean recibir sólo para aumentar sus cuentas, los segundos dependen de ese gesto de amor para vivir.




4 comentarios:

Anónimo dijo...

Amiga:
Terrible es esa realidad.Tienes razón tanto que hay como para ayudar pero los poderosos piensan solamente en ellos. Al coño los demás.
Le paso el dato a los amigos, aquí en Maracay no sentimos temblor pero el calor es enorme.
Abrazos,
Judit

More dijo...

Así es mi amiga...así estamos.
Guárdame "provisiones" para cuando te visite.
Besos para ti.

Anónimo dijo...

Aumentan donaciones privadas de EE.UU. a Haití

More dijo...

Anónimo:
No lo dudo, ni tampoco dudo de las que puedan estar haciendo otros país. Pero me refería a que si jeques,grandes cineastas, monarcas, rockefellers y especies afines dieran una cuarta parte de lo que tienen, sólo una cuarta parte, únicamente una cuarta parte, se podría reconstruir ese país con la urgencia con que lo amerita.
Gracias por link.