sábado, 3 de noviembre de 2007

En resumen...


Y el show continúa hoy. Comenzó, como a las 10 de la mañana, y por aquí en Caracas la cosa está que arde. Los estudiantes empezaron sus manifestaciones hace unos días, apoyados por los dirigentes de la oposición. ¡Dígame eso!! Es decir, los mismos que le hacen los libretos a los animadores del Circo de los Hermanos Gasca, asesorados también por la palabra Santa del Episcopado Venezolano.
Hoy le toca a la oposición en pleno, habrá de todo entonces: estudiantes, actrices, actores, dueños de medios, vendedores de perros calientes y si la cosa se torna pintoresca, y como se trata de una feria, a lo mejor van también esos que venden algodones de azúcar. Ojalá que Pompeyo se abstenga de ir. No sólo porque el azúcar le hace daño, sino porque hay amenaza de lluvia, no vaya a agarrar un aire, se muera en el intento, y por supuesto culpen a Chávez de otro muerto.
La oposición (¿no habrá otro nombre para eso? marchará hoy y mañana echará su cuento. Que cada quien cuente la historia a su favor, es un hecho al que uno termina por acostumbrarse, pero, carajo, ya esta gente rompió sus propios récords en cuanto a idiotez se refiere, tanto así que si dan un paso más se vuelven inteligentes. Y ni malo sería.
Los acontecimientos han arrojado sus saldos fatídicos, además de sus respectivos héroes mediáticos y todas esas vainas propias de esto procesos.
En la Universidad del Zulia, murieron ayer dos estudiantes. Su Rector, convertido en Kojak, comunicó a la prensa que ya él había "detectado" quiénes fueron los responables de tan lamentable suceso y que procedió a expulsarlos. No pues, ¡qué eficiencia!!¿Qué tal ese gesto? ¿No conmueve? Yo me pregunto cómo fue que detectó el asunto: ¿Habrá hecho una encuesta? ¿Habrá sometido cada pista a la meticulosa mirada de la ciencia criminalística? ¿O cargaba encima un delincuentrómetro portátil, de esos que suenan piiiiiii si resultas culpble?
Ya lo imagino llegando a las casas de los familiares de los estudiantes muertos, anunciándoles el resultado de las experticias que llaman y vanagloriándose de su propia inteligencia al concluir: ¡los expulsé!. Y me imagino la cara de esa pobre gente, luto y tristeza encima, luto y desgracia al hombro, porque un hijo no es un coroto chavista o de oposición. Un hijo es un hijo y se tiene que morir después que uno de cualquier cosa menos de un tiro, dentro de una feria polítiquera, de un desvarío, un dislate en que los payasos reinan, dicen, se contradicen, mienten, vuelven a decir, para terminar jodiendo a los más pendejos.
Es la 1.30 de la tarde y yo no sé si sea para bien, pero el cielo de Caracas comenzó a vaciarse, una descarga de agua y truenos, fustiga a la ciudad sin clemencia. Algo parecido sucede en el alma y el corazón de las madres y padres de esos muchachos. En esos corazones son sus hijos los que marchan.
Tal vez la lluia haga que las cosas se calmen momentáneamente. Pero sin duda continuará mañana y pasado y hasta que llegue diciembre, si es que tenemos la suerte de llegar. Quién sabe si se nos va la vida en este peo. ¿Y todo en nombre de qué?

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