Ante la imposibilidad de ejercer su profesión de político en Perú y de que el gobierno de este país le sugiriera abrir la boca sólo en caso de estricta necesidad (incluso tiene restringido bostezar, por lo menos en público,) nuestro querido y extrañado compatriota, Manuel Rosales se decidió a “matar unos tigritos” en Lima haciendo uso, quién lo diría, de su don más preciado, del regalo más elevado que la Providencia le diera: el de ilusionista.
En Venezuela ya él había mostrado tales habilidades cuando fue gobernador al desaparecer unos rialitos del tesoro público, pero en realidad aquí nadie lo entendió, no entendimos el arte, indios al fin, razón por la cual este Gobierno desgraciado lo obligó a expatriarse. Pero como a uno nunca le falta Dios y la tecnología existe, nos ha llegado este video que arriba les dejo haciéndoles la advertencia de que no se dejen engañar con el nombre que aparece pues es otra de las genialidades de Manuel: ¡¡¡creó un anagrama de su nombre!!! Claro que no sabemos a dónde fueron a parar la "l" ni las "s" de Rosales aunque hay rumores de que las "s" las dejó aquí.
En este video podrán disfrutar, diríamos, de uno de sus mejores actos. En el mismo, Rosales nos muestra no sólo el clímax de su faceta como artista, sino la exposición magistral de la diatriba, de la eterna dicotomía en la que se mueve su espíritu de artista: cuál de sus dos cabezas es la verdadera, en cuál se producen sus genialidades; cuál de las dos, ¡oh Dios mío!, piensa, la que está fija o la que está guindando.
martes, 5 de mayo de 2009
MANUEL ROSALES SE REBUSCA
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Creativísimo,
Sólo pasaba a saludarte More!
Estrada, Verbo, saludos.
Publicar un comentario