domingo, 5 de julio de 2009

HONDURAS: PUEBLO CONTRA PUEBLO




Claro que uno presume que heridos y hasta muertos habrá. Los hay durante conciertos y partidos de futbol, (habrá gente que diga que hay más muertos aquí víctimas de la delincuencia durante el fin de semana) Cómo, entonces, no pensar en esa posibilidad cuando el pueblo se restea y sale a la calle, armado de palos, armado de piedras y de lo que sea, para protestar por el abuso del que ha sido objeto con un descaro y una brutalidad que lo que produce además de rabia es tristeza. Cómo no pensar en eso cuando sabemos que aquellos que tienen el deber sagrado de proteger la integridad física de un pueblo sólo obedecen a los altos jerarcas, que desde su casa y por televisión observan los hechos mientras sus vidas y las de sus hijos están seguras, y no les importa a quién puedan llevarse por delante.







Eso fue lo que ocurrió hoy en Honduras: un pueblo sometido por tantos años a gobiernos militares, un pueblo empobrecido por esos gobiernos, un pueblo burlado en sus derechos, fue maltratado brutalmente por el mismo pueblo disfrazado de militares. No vimos a los grandes empresarios, a los dueños de los medios, a los personeros del alto gobierno ni a los hijos de éstos, ir a defender el gobierno de facto, como tendría que haber sido. A cambio, vimos a jóvenes militares ejecutar las órdenes de sus superiores; vimos al pueblo, armado hasta los dientes, arremetiendo contra el mismo pueblo, mientras, repito, desde el nazi de Micheletti para abajo se escondían como lo que son, unos cobardes, observando los toros desde las tribunas de sus casas o sus clubes, que al fin de cuentas es lo mismo.







Uno debe agradecer que la tragedia no fuera superior, pero si el muchacho de la foto es uno de los muertos, como parece, (de apenas 16 años como dijeron en un noticiero por allí) entonces sí, la tragedia se agiganta porque los muchachos de 16 años deben estar haciendo planes para graduarse de bachiller, saliendo con la novia o viniendo de la playa con los amigos, o cosas así, y no muerto de un tiro que le dio otro en el supuesto nombre de una democracia y de una constitución con las que los poderosos, los cobardes, los que se han cansado de vender sus patrias, se limpian el trasero cada vez que les viene en gana.







La vida no se devuelve. Pero tiene que existir el día en que la Justicia sea posible y con la cárcel paguen todas las violaciones y los crímenes que han cometido estos anormales.